“A
Filemón, lecciones sobre la libertad cristiana” es la traducción verdadera de
un título que pertenece a la obra escrita por el religioso dominico Adrien
Candiard, publicada en París en 2019. Este autor que tiene varios ensayos y
libros premiados, se sintió motivado por narrar la historia de la carta de San
Pablo a Filemón con la pasión propia de un hombre del siglo 21. Así nos atrae a
su lectura con un toque desafiante y provocador. Con temas como: “La gracia
consiste en olvidarse de sí”, o, “Aquello que Pablo no puede hacer”, y entre
otros; “La agotadora lógica de la deuda y el deber”, el monje termina
conectando el texto con la encíclica Fratelli Tutti.
El libro
entrelaza citas de las sagradas escrituras con la actualidad, y con sus propias
palabras el religioso refleja situaciones de personas con buenas intenciones
que se esfuerzan por vivir bien las circunstancias cotidianas, buscando en la
Iglesia una instancia de seguridad, en relación a aquello que está permitido o
prohibido. Así el autor plantea que, como sacerdote, quiso salir de esta trampa
y ver otras cosas; no sólo basarse en aquello que “puedo o no puedo”, sino en
la salvación que ofrece Jesucristo, y que nos es dada para vivir hoy. También
hace una advertencia: “nosotros no sabemos hacer crecer la libertad de cuantos
nos vienen a pedir ayuda y muchas veces, es más fácil dictaminar aquello que
debe hacerse, que entrar con prudencia al umbral de las conciencias. Este es el
origen de muchos abusos”, expresó. Entonces, apoyándose en la epístola de San
Pablo a Filemón que tiene solo 23 versículos, aborda una nueva propuesta de
vida cristiana acerca de la libertad, tema esencial que debería ser leído por
todos, en las catequesis, y en las escuelas.
La carta de
San Pablo fue escrita alrededor del año 50 del siglo primero, en este tiempo,
el apóstol había fundado ya varias comunidades y probablemente conocía a
Filemón, que vivía en la localidad cercana de Colosas. El contexto en que
escribe esta correspondencia lo sitúa en prisión. Allí conoce a Onésimo, un
esclavo de Filemón que viene escapándose de su amo y que, según se trasluce en
la epístola, le había robado dinero. Este esclavo vio en Pablo un hombre
misericordioso, bueno, que además predicaba la caridad. Por eso llega a Éfeso,
buscando en él un poco de refugio.
La transformación del corazón
El monje
dominico explica en la obra cómo comienza la relación entre el prisionero y el
esclavo. Onésimo le presta unos servicios a Pablo, y la sintonía entre ellos,
más la prédica del apóstol, lo moviliza a pedir el bautismo. Como Éfeso está
muy cerca de Colosas Onésimo corría peligro: lo podían reconocer por su
situación de fugitivo y las consecuencias serían gravísimas. Finalmente, el
esclavo decide volver a la casa de su amo, y “en un trozo de papel que revolucionaría
el mundo”, San Pablo le hace a Filemón una exhortación especial; le pide que no
reciba a Onésimo como esclavo sino como alguien más.
Para una
mejor comprensión de este planteo del apóstol, el autor del libro se focaliza
en su experiencia; su conversión y la transformación de su corazón. Entonces
precisa que Pablo seguramente escuchó muchos sermones de joven; algunos lo
animaban a superarse, y otros, a plantearse la pregunta: ¿cómo me elevo hacia
Dios? Este interrogante comportaba un riesgo: porque descarta la posibilidad de
que Dios se acerque a nosotros, o descubrir cómo puede Él también llegar a
nuestra realidad.
En la vida de
un judío como Pablo había más de 600 preceptos. Pero es justamente en el
encontrarse con otro, como cuando Cristo que se le aparece en el camino a
Damasco, a donde halla la salida. Desde entonces trata de ver cómo se da este
vínculo de amor, en el cual, de modo gratuito, Otro tomó la iniciativa. Este
vínculo se transforma en la fuente de su perfeccionamiento. Un deseo de perfección
del yo, que pasa a transformarse para San Pablo en un camino más simple: basta
mirar a otro que lo ama.
A través de
la trayectoria del apóstol, el libro narra de qué modo el ejercicio de la
libertad se desarrolla en la capacidad humana para vincularnos y que la
perfección no está en cumplir determinadas normas o apelativos categóricos,
sino en una alianza, y en la amistad de vivir con Dios. Esta es una revolución
para Pablo; porque él ya no responde a una imagen que tiene de sí mismo, sino
“a Cristo quien vive en mí”.
El
obrar en Pablo nace de un amor que le viene desde el centro de su corazón; una
liberación que quiere compartir con todos. Por eso respeta la libertad de
Filemón. Pero, ¿qué lo ilumina a hacer esta propuesta de amor, al pedirle que reciba
a Onésimo? La misma experiencia que él ha tenido. Y, más que la libertad de
Onésimo, lo que le importa a Pablo es la liberación de Filemón, sobre todo si
él logra encarar esta realidad crítica de su esclavo que lo ha defraudado, y
robado. Como dice el monje dominico, “Pablo respetando esta dinámica evita
forzar la conciencia”. Es importante que él no obtenga una respuesta de Filemón
imponiéndose, al contrario, es necesario que Filemón quiera y reconozca que hay
un bien para él al momento de ofrecerle la libertad a Onésimo y recibirlo “no
como esclavo, sino como hermano”.
Según el
autor, nace una nueva noción de la salvación a partir de la familiaridad con
Dios que logra que las personas actúen de otro modo. No se trata de cuántas
cuentas tengo que saldar, sino de la naturaleza misma de la salvación que se
juega en una relación de amor y amistad. La salvación no es un premio, es la
amistad con Cristo.
La transformación del corazón
Adrien
Candiard se detiene para explicar en qué consiste la libertad de Filemón a la
que San Pablo apela. Descubrir que Onésimo es un hermano en Cristo, y recordar
que todos somos deudores, nos hace ver, por lo tanto, que podemos vivir la
dinámica del recibir y dar gratuitamente. Esto le permite a Filemón descubrirse
no como patrón del otro, sino en un vínculo de fraternidad. Este vínculo no es
romántico; aquí está llamando a algo más; porque la fraternidad es un vínculo
que ha constituido Otro; y despierta una atención y una ternura que hace salir
de uno mismo. Es una relación que no puedo cancelar; en la fraternidad se
encuentra la riqueza y se rompen los esquemas que buscan encerrarnos.
Como
conclusión el autor nos está proponiendo una conciencia nueva de la libertad
cristiana que se juega en el vínculo interpersonal entre Pablo y Filemón, un
vínculo que abre a un otro, en este caso a Onésimo, y que va más allá de la
amistad, a la fraternidad. Para esto contamos con la libertad, la capacidad de
elegir salir de nosotros mismos para aceptar al otro que se da como regalo.
Este vínculo me permite descubrir quién soy.
Y volver a
esta experiencia fundante de la vida en Cristo que nos hace libres, es lo que
permite encontrar el motivo de nuestra alegría y esperanza, que tiene el
condicionamiento del contexto, pero no está definido por él. Como dice Pablo,
quien podrá separarnos del amor de Cristo.